EL HABLA TORRECAMPEÑA

Así como el buen vino, aceite, etc. tiene denominación de origen, el habla torrecampeña goza de originalidad. Su seseo y su tonillo particular es inconfundible. No es raro que a cualquiera de nosotros nos hayan identificado en cualquier lugar de España y parte del extranjero.

El torrecampeño se debe sentir orgulloso de su habla y jamás avergonzarse ni crearse complejos. Convendría recordar que el seseo es un cultismo y que el torrecampeño no habla ni mejor ni peor, sino diferente. Hay que hacer frente a la imbecilidad del que diga que no hablamos bien , sobre todo a algunos docentes, provenientes generalmente de fuera, que incomprensiblemente acomplejan a nuestros niños, imponiéndoles un habla ajena a la cultura torrecampeña.

El torrecampeño habla tan bien que se le entiende más de lo que dice, ya que su habla tiene una gran fuerza expresiva y un simple ¡eh! puede llenar una cuartilla de significados.

El habla torrecampeña entró por Arjona, curiosamente el pueblo más lejano de sus colindantes. Es por esto , por lo que creo que nuestra habla ha sufrido un estrangulamiento de savia lingüística y , como en las especies animales que se aislan, ha generado algunos caracteres propios. Esto lo demuestra, según mi modesta y atrevida opinión, este trabajo. Pues existen estudios a nivel andaluz donde hay recogidas aproximadamente la misma cantidad de términos que yo recojo en este libro.

La manera de hablar del torrecampeño es un tanto anárquica: lo mismo economiza el lenguaje y dice "vatecondió" por vaya usted con Dios, que lo derrocha y dice "arvellana" por avellana, o "parpagayo" por papagayo.








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